Se trata de un espectáculo trepidante, que recorriendo "la noche", desde su inicio efervescentes a su decadencia de última hora, cuenta pequeñas historias de quienes la habitan.
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Una mirada jocosa. mordaz, cruel, carente de compasión, es decir, NORMAL
El punto de vista del ganador, o del que pretende serlo, pero al irse desdoblando en sus clientes para mejor parodiarlos, su aparente locura y ridiculez se torna en conciencia del dolor, de la dignidad y simpatía por su asediada humanidad y por sus heróicas estrategias de supervivencia.
EL CAMARERO es la historia de un Showman engullido por su propio show.
Este hermoso trabajo actoral aborda la insustancialidad, la limitación, la deformidad de la lente ética de ese fetiche occidental que es el Ego.
"El camarero" extraordinario espectáculo, el mejor en su estilo, presentado en la ciudad." HERALDO DE ARAGÓN.
AutorSascha Montenegro Pepe Ortega DirectorPepe Ortega IntérpretesSascha Montenegro
EscenografíaJezabel Montenegro IluminaciónJesús Dominguez SonidoEduardo Baos
Género Teatro Contemporáneo TemáticaHumor PúblicoTodos Duración55 min.
Octubre 2024
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Próximas actuaciones de "El Camarero"
El placer de charlar
>> Fernando Andú | Heraldo de Aragón <<
Trabajar en la barra de un bar garantiza, ya que no pingües beneficios ni demasiado tiempo libre, un conocimiento del alma humana que para sí querrían muchos psicólogos de profesión. Psicólogos de oficio, los camareros han de intimar con sus clientes casi por contrato, esforzándose en tratar por igual a gente que no tiene nada en común. nada, salvo el propósito de deshinibirse, de dar rienda suelta al complejo mundo que bulle en su interior y que no encuentra salida sino en esa curiosa mezcla de familiaridad y extrañeza que propicia la relación con un desconocido que parece obligado a escuchar.
Partiendo de expediente tan socorrido y sin apartarse para nada del patrón, fastidioso, por lo habitual, de insertar monólogo tras monólogo a fin de suscitar cierto efecto de coralidad, Solo y Cia logra, sin embargo, con "El camarero" un extraordinario espectáculo, el mejor de los de este estilo, sin ninguna duda, presentados en nuestra ciudad. Vibrante, lleno de emoción y verdad, de fuerza y sabiduría narrativa y dramática.
"El camarero", con aparente economia de medios expresivos, acierta a conjugar un texto sobresaliente, esplendido en su montaje, con un infrecuente dominio del ritmo de la representación, una iluminación -y música incidental- que lo gradúa a plena satisfacción, y, finalmente, una dirección e interpretación -debidas a Pepe Ortega y Sascha Montenegro, verdadero hombre orquesta que cambia de personaje como de instrumento sin desafinar en ninguno de ellos. de grandisima calidad.
Realismo sucio de la mejor especie, "el camarero" nos propone, además, una visión ácida y tierna a un tiempo de la realidad que nos toca vivir. Perspicaz, muy perspicaz observación del magnífico y terrible espectáculo en que se ha convertido nuestra existencia.Fernando Andú
Una delicia para el espectador
>> Ibercaja | Ibercaja <<
El público guarda silencio y mira engatusado el escenario. parece que va a empezar la función. De repente, entra un espectador despistado, no ha debido enterarse de la hora de inicio de la obra, y se sienta con gran alboroto. Todos estamos perplejos... el chico es nuestro camarero.
Comienza un monólogo, amenizado por la adaptación del actor a cualquiera de los personajes que nos va presentando. Son los pardillos que pasean por el bar de copas cada fin de semana, ridiculizados y analizados desde una ojo crítico despectivo, con un toque de humor colindante con lo trágico. Es la mirada dura, sin compasión, de aquel que se cree mejor o aspira a serlo, la prepotencia de un ganador. Sin embargo, cuando comienza a parodiarlos va captando un dolor, una lucha por la supervivencia de esa tribu que le rodea.
Sascha Montenegro, autor e interprete de El Camarero, presenta en la Sala Triángulo una obra capaz de llegar a las miserias y las ilusiones del ser humano, pero sobre todo, un monólogo que permite a cada persona sentada entre el público identificarse con alguno de los personajes del camarero, o lo que es casi peor, con el Ego inconfundible del protagonista, sin compasión, pero el que entra dentro de la normalidad establecida. Ver esta obra es una delicia para el espectador, tanto por el texto como por la genial interpretación del actor, que no encuantra ningún problema para desdoblarse en la cantidad de personajes que se cuela en el escenario a través de él mismo.Ibercaja
Un descenso al infierno
>> Isabel Pérez Pol | Lanetro <<
Los camareros, curiosos personajes; pueden ser altos, bajos, feos, atractivos, aburridos o cañeros pero a buen seguro nunca hallarás dos iguales. Lo mismo puede decirse de los clientes con los que tratan, a diferencia de que esos clientes somos nosotros mismos. El camarero que Pepe Ortega (director de Wagadú) nos presenta es un aglutinante de todo ese mundo que discurre por delante y detrás de una barra; un solo personaje, el camarero, (soberbiamente interpretado por el sorprendente Sascha Montenegro) irá recorriendo las distintas castas psicológicas de la clientela, metiéndose en sus pieles, sufriendo, riendo y bailando con ellas de una manera tan vívida que así arranca del público un mohín de rechazo, así una lágrima o una carcajada. Sin embargo el desenlace de la obra es más bien funesto y el público asiste horrorizado a una progresión del personaje que comenzará jocosamente hasta alcanzar el grado de tensión necesaria para convertirse en tenebroso.
En un escenario desnudo, con una banqueta como único elemento escénico, la iluminación de Jesús Dominguez hace maravillas; la barra que Sascha atraviesa innumerables veces llega a existir realmente, también todos los personajes que interpreta y su perversión final. Pepe Ortega abre lo ojos de los más ingenuos y les muestra la oscura profundidad de esa juventud que no sale en los anuncios ni en las series de televisión; la que se agarra al fin de semana para atiborrarse de pastillas y soportar lo que ellos creen una vida miserable; la que se ha convertido en una caricatura maldita de la juventud misma.
Un siniestro descenso al infierno. Isabel Pérez Pol
Un gozo para el espectador>> Pedro Tortosa | Eccusnet <<
Salir de marcha es una de las principales actividades que realizan los universitarios cuando llega el fin de semana. En la barra del bar se piden copas y más copas, se liga, se conoce a gente, se hacen amigos inseparables, se discute, se ama, se desprecia. El bien y el mal frente a un personaje, el camarero, eslabón perdido, punto de unión entre el cliente y la copa.
Pero, ¿Cómo sienten los camareros, que piensan? Y lo que es más importante, ¿Cómo nos ven a nosotros? ¿Qué significamos para ellos? En torno a esta cuestión gira el argumento de El Camarero, monólogo que la compañía Solo y Cia. representa en la Sala Triángulo de Madrid, y que constituye una disparatada crónica urbana sobre el mundo de los bares y la noche en nuestro pais.
De tal manera se presenta nacho, camarero de una concurrido bar de copas, que se encarga de ir describiendo a los clientes que cada fin de semana se acercan a su mostrador. un auténtico desfile de feos, gordos, horteras, colgados..., que la lengua mordaz y viperina del camarero se encarga de criticar, de hacerles burla.
Así es como el aragonés Sascha Montenegro. autor e interprete de la obra, se metamorfosea en sus clientes para gozo del espectador. Em pieza con una pareja de pijos sosos, con cuya chica nacho acabará ligando. Después con la joven gordita enamorada del camarero. luego el cliente habitual que acudía allí con su panda de amigotes y ahora va solo a recordar los mejores momentos. Luego, una cincuentona soltera en busca de jaleo, el borracho terminal, el guardia de seguridad con complejo de Scharzenegger en Terminator, el mundo de los DJ´s, y la triste realidad de un pastillero al que la noche acaba absorviendo.
Pero lo que empieza como comedia termina transformándose en desesperación, en tristeza. El camarero se ríe de los vicios y torpezas de los clientes, con suc ruel mirada sin compasión. ël es el ganador, el triunfador, que se desdobla en los demás para mejor parodiarlos. Sin embargo, su aparente locura y ridiculez se torna en conciencia del dolor, la dignidad y simpatía por una humanidad que acude al bar en el que él reina para desconectar del mundo. Como el propio actor afirma, "una legión de muertos acuden a mi bar para volver a sentirse vivos, yo soy un salvador, pero solo por unas horas". El Camarero se acaba convirtiendo así en la historia de un showman engullido y transformado por su propio show.Pedro Tortosa
Ser mejor que los demás
>> La corriente alterna | La corriente alterna <<
El resultado total mejora con la dirección de Pepe Ortega (Wagadú), que controla minuciosamente las emociones por las que atraviesa el espectador. La Corriente Alterna
El camarero es un tipo encantado del mundo y de su trabajo en un local de copas. "En la noche puedes ser lo que quieras", cuenta y él, ciertamente, se cree Dios. A pesar de su aparente superficialidad (también aquí el él es un 'otro' para el espectador) el camarero de Sascha es un buen observador y parodia con tanta humanidad a sus clientes, a los que desprecia, que al final esa humanidad se vuelve un arma contra si, y su supuesta normalidad.